No planear, es Planear para Fallar.
La planificación no solo implica anticipar desafíos y establecer metas claras, sino también optimizar el uso de recursos, adaptarse a cambios en el entorno empresarial y mejorar la toma de decisiones.
Una empresa que no planifica corre el riesgo de carecer de una dirección clara, lo que puede resultar en decisiones impulsivas y falta de preparación para enfrentar obstáculos.